lunes, 10 de febrero de 2014

Día de los humedales


Tradicionalmente los humedales fueron despreciados como lugares improductivos e insalubres, por lo que muchos de ellos fueron desecados. El gran hito para la protección de los humedales fué la Convención de la ONU firmada en Ramsar, Irán, el dos de febrero de 1971. Por eso este día se celebra en todo el mundo el día de los humedales. Este convenio, y la legislación posterior de él derivada, incluye entre los humedales “las zonas pantanosas o encharcadizas y, en particular, las turberas o aguas rasas, ya sean permanentes o temporales, estén integradas por aguas remansadas o corrientes y ya se trate de aguas dulces o salobres, naturales o artificiales, así como los márgenes de dichas aguas”.

Lanchar rezumante con comunidades de cianobacterias (las manchas negras). Humedal no estudiado en la Sierra de Guadarrama. Bustarviejo, Mondalindo, 1500 m. 13/10/2012 

Por tanto, de la definición anterior tenemos gran número de humedales en la Sierra de Guadarrama: ríos, arroyos, manantiales, lagunas, zonas pantanosas y turberas, estas últimas conocidas en la zona por tollas. Además están los artificiales como embalses, estanques o pozas y pilones en fuentes. En muchos casos pueden ser permanentes o temporales, cambiando las comunidades asociadas. La vegetación es muy diversa: desde bosques como abedulares, saucedas y alisedas, hasta diminutas comunidades herbáceas de lentejas de agua en pozas o de Crassula vaillantii en los pilancones pluviales de los roquedos, pasando por juncales, pajonales de Molinia caerulea, comunidades de musgos como los esfagnos en turberas... Un notable incremento de la biodiversidad de nuestras montañas a pesar de ocupar una superficie reducida.

Abedular del Arroyo de los Tejos, Bustarviejo. 10/7/2007


El convenio Ramsar mantiene la lista Ramsar de Humedales de Importancia Internacional, entre los que dentro de la Sierra de Guadarrama sólo están los Humedales del Macizo de Peñalara. Aquí se encuentran lagunas y humedales de alta montaña además de turberas. Entre las primeras está la muy estudiada y emblemática laguna de Peñalara, prácticamente carente de plantas acuáticas vasculares pero muy rica en fitoplacton (Granados et al. 2006). Los únicos humedales protegidos específicamente como tales, además de los de Peñalara, son las lagunas de Castrejón de El Escorial-Zarzalejo (Reguilón et al. 1993) y la laguna de Valdemanco (García 2008), incluidas en el Catálogo madrileño de humedales protegidos.

Turbera o tolla con esfagnos en El Bustar, Bustarviejo, 27/8/2011
A nivel europeo un hito en la conservación de los humedales es la Directiva Hábitats (D 92/43/CEE), transpuesta por la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, por haber incluido numerosos tipos de humedales entre los hábitat de Interés Comunitario. Entre éstos destacan como prioritarios los estanques [humedales] temporales mediterráneos y, dentro de las turberas ácidas de esfagnos, las de tipo altas activas. Los primeros parecen ser más frecuentes en las rampas de la vertiente madrileña, con varias lagunas pequeñas como las de Navalafuente, la de El Enebral en El Vellón, la de Navalmadero en Bustarviejo (Baonza et al. 2013) y entre los que se encuentran las pilas o pilancones pluviales (cubetas excavadas en la roca) estudiados principalmente de la zona de Bustarviejo (Baonza 2010). Las turberas si parecen más repartidas por ambas vertientes de la Sierra (Fernández et al. 2010, Rivas Martínez 1964), destacando las turberas de Los Trampales de Rascafría (Fernández 1988, Baonza et al. 2006) y El Badén de Bustarviejo (Baonza 2007).

Pilas pluviales o pilancones cercanos a Peña el Búho, Bustarviejo, 22/4/2008

Otros humedales de la Sierra de Guadarrama en los que se ha estudiado su flora o vegetación son los bosques riparios de la cuenca del Jarama (Lara et al. 1986), los sotos y las comunidades acuáticas y helofíticas en la cuenca alta del río Guadarrama (Sterling 1996, Molina & Arnaiz 1994); las fresnedas guadarrámicas (Fernández & Molina 1988); las comunidades de especies perennes de zonas de descarga [de las aguas infiltradas] de la vertiente madrileña (García 2008). Además hay referencias a diversos tipos de humedales en trabajos más amplios de vegetación (Fernández 1992, Fernández et al. 2010, Rivas Martínez 1964, Rivas et al. 1986; Lara et al. 2004, etc.).

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