viernes, 31 de enero de 2014

Plantas del Vivero de la Charca Verde

O como estropear una buena iniciativa ¿por falta de información?

El Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, cuenta con un vivero en La Pedriza, de la Charca Verde, ahora dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Es una infraestructura necesaria para contar con las especies propias del parque en proyectos de restauración e incluso para garantizar la procedencia local del material usado para su reproducción, garantizando la conservación de su diversidad genética. Esto es muy importante, pues como advertíamos un trabajo reciente (Baonza et al. 2013), en la Comunidad de Madrid están proliferando especies o variedades alóctonas en plantaciones o restauraciones ambientales en el medio natural. Tenemos así el uso de especies propias de jardinería o exóticas en las vías pecuarias y algunos arboretos situados en el medio natural, incluida la sustitución de las especies autóctonas por otras parecidas como el uso de Quercus ilex subsp. ilex en vez de Q. ilex subsp. ballota; Corylus hispanica plantado en un área recreativa de La Puebla junto a los avellanos autóctonos (C. avellana); el uso de variedades de abedul foráneas o de Acer pseudoplatanus, Fraxinus angustifolia subsp. oxycarpa o Fraxinus pennsilvanica (éste en las orillas del embalse de Lozoya), etc. Problema derivado de la mayor facilidad de conseguir especies o variedades exóticas que las autóctonas en los viveros comerciales, no siendo raro que le den a uno gato por liebre. 

La sorpresa ha sido ver el listado de las plantas que se ofrecen gratuítamente a los ayuntamientos de la zona, donde la interesante labor de difundir especies autóctonas queda enturbiada por la presencia de especies exóticas. La más llamativa es la del olmo de siberia (Ulmus pumila), una reputada especie alóctona invasora. También sorprende la presencia de especies que no son naturales de la Sierra de Guadarrama como los arces A. pseudoplatanus y A. platanoides. No vale aducir es que es para arbolado urbano, sin controlar donde se plantan realmente, además de ignorar que los límites entre las zonas urbanas y naturales son difusos en la mayoría de los municipios de la zona, sin barreras efectivas a su dispersión. Además, no se entiende que un parque natural se dedique a fomentar especies exóticas y menos que gaste recursos en producirlas. Incongruencia mayor desde que es Parque Nacional, donde el control de especies exóticas es una exigencia de gestión.

En el caso del olmo de siberia hay un problema añadido. Como especie tolerante a la grafiosis, es muy probable que actúe como propagador de la misma, por lo que no sólo hay que evitar su plantación, sino que su presencia en las carreteras serranas (donde es frecuente y se extiende expontáneamente) debería ser eliminada, si queremos conservar a los escasísimos pies de olmo de montaña (Ulmus glabra) que todavía persisten en la región. Para éstos, una de las mejores garantías de persistencia es fomentar su aislamiento, evitando la plantación de cualquier olmo en la sierra, incluido el propio olmo de montaña fuera de sus reductos naturales. Por esto mismo y por ser muy sensible a la grafiosis sorprende ver a esta especie incluida en el listado.

Y todavía más: sospecho que algunas de las especies que ponen en el listado no son las que realmente pasan. Un caso curioso es el de los supuestos mostajos (Sorbus aria): en Bustarviejo, uno de los árboles plantados con esta etiqueta procedente de dicho vivero hace dos años era realmente S. intermedia, cosa no sorprendente por ser abundante en La Pedriza. Esto me hace sospechar si los abedules que pasan son realmente Betula pubescens (=B. alba), dado que en La Pedriza la especie presente es B. pendula, al contrario de lo más frecuente en la Sierra de Guadarrama, o si no estarán detrás de la propagación de Fraxinus angustifolia subsp. oxycarpa, por ejemplo en la fresneda natural (con la subespecie típica) de la dehesa de Soto del Real, convertida a parque urbano, entre otros sitios.


Supongo que todo esto es un síntoma de le dejadez con que se lleva la conservación de las especies amenazadas en la Comunidad de Madrid, por lo menos en el caso de las plantas. Desde contar con un Catálogo de Especies Amenazadas obsoleto, la falta de planes de conservación o hasta actuaciones cuestionables como la clonación de árboles singulares (¿no se han enterado de la importancia de la diversidad genética para la conservación de las especies?), o que se realicen plantaciones sin base científica y que se acercan al nivel de ocurrencias, como plantar alisos en puertos de montaña (en la región no suele superar de forma natural los mil metros de altitud). En fin, aunque la facilidad de reproducir muchas especies de plantas hace que se planten frecuentemente sin estudios de viabilidad o idoneidad y de seguimiento (como se hace por ejemplo con las reintroduciones animales), no estaría de más que por lo menos con las especies amenazadas se contara con estudios más rigurosos o simplemente con estudios.


sábado, 25 de enero de 2014

Lychnis

Género  Lychnis L.
Familia Caryophyllaceae Juss.
Género muy próximo a Silene, con 4 especies en la flora ibérica, 2 de origen exótico. En la Sierra de Guadarrama existen dos especies, una exótica.


Bustarviejo, 30TVL4223, 1200, naturalizada en prado
junto a urbanización, 28/06/2011

Lychnis coronaria (L.) Desr.
(=Silene coronaria (L.) Clairv. )

Especie originaria del SE de Europa y Asia, cultivada por su valor ornamental y a veces naturalizada.

Especie poco citada de la Sierra de Guadarrama (Aragón & Castillo 1994), que conviene vigilar por si presenta carácter invasor.








Bustarviejo, La Porquizuela, 30TVL3824, 1480 m, tolla, 08/06/2012


Lychnis flos-cuculi L. subsp. flos-cuculi
(=Silene flos-cuculi (L.) Greuter & Burdet)

Conservación: Especie escasa aunque dispersa (Martínez et al. 2013, García Sánchez-Colomer 2008, Fernández González 1988, Romero & Rico 1989, García Adá 1995, etc.). En Madrid se ha propuesto catalogarla de Interés Especial (Blanco 1999), categoría con la que cuenta en Castilla-La Mancha (Decreto 200/2001).

miércoles, 22 de enero de 2014

Volumen XX de Flora Iberica

Ya ha sido publicado el volumen XX de Flora Iberica. Contiene importantes familias de monocotiledóneas como son las Amarilidáceas, Liliáceas (aunque se mantiene esta familia, se señala que habría que dividirla en 7 y algún género como Allium incluirlo en la anterior), Iridáceas y Agaváceas (esta última exótica y sin representantes naturalizados en la Sierra de Guadarrama). Ya solo faltan 3 volúmenes de esta monumental obra, aunque alguno va a contar con tres tomos, como el XVI, dedicado a las Compuestas.

Como es habitual cada vez que sale un volumen de esta obra se producen cambios taxonómicos y nomenclaturales, e incluso la descripción de nuevas especies, lo que obligan a actualizar el Catálogo de la Sierra de Guadarrama y a los que conviene irse acostumbrando. Algunos ya los había incorporado gracias a disponer de los borradores de los géneros en la página web de Flora Iberica, como los nuevos nombres válidos Asphodelus serotinus Wolley-Dod (A. aestivus) y Colchicum multiflorum Brot. (C. autumnale auct.); además de clarificar el confuso género Gagea.

Otros cambios:

El género Iris se divide, cambiando por ejemplo Limniris pseudoacorus (L.) Fuss (Iris pseudoacorus L.), Chamaeiris reichenbachiana (Klatt) M.B. Crespo (Iris spuria subsp. maritima P. Fourn.), Xiphion vulgare Mill. (Iris xiphium L.) y Xiphion latifolia Mill. (Iris latifolia (Miller) Voss).

Añadir más especies, como Muscari baeticum, a la flora de la Sierra de Guadarrama.

Nuevos nombres correctos como: Ornithogalum bourgeanum Jord. & Fourr. (O. umbellatum auct.) y Gladiolus communis L. (G. illyricus Koch.).

martes, 7 de enero de 2014

Más especies para la flora guadarrámica

En 2013 se han publicado más citas novedosas de plantas vasculares para la Sierra de Guadarrama, además de las citadas en Baonza et al. 2013. Corresponden a Carex tomentosa en el Valle del Lozoya (Martínez et al. 2013) y el complejo de especies de Rosa dumalis (incluidas las microespecies vosagiaca y coriifolia) más el híbrido con R. canina, en la Dehesa de Somosierra (Zamora & Jiménez-Mejías 2013). Estos últimos autores también citan a Q. petraea subsp. petraea de Navacerrada, por cierto muy cerca de donde lo hemos citado (Baonza et al. 2013). Una prueba más de que no se puede dar por cerrado el estudio de la flora guadarrámica, ni siquiera el catálogo.

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